lunes, 9 de noviembre de 2009

Hay gente inútil...

En realidad, la gente inútil no me molesta. Me molesta que esa gente inútil intente ocultar su inutilidad.

Bueno, la historia, la historia. Yo, como la amiga taaaaan buena que soy (L), le presto a una amiga que tengo desde hace 7 putos años! la planchita para el pelo. [Ya sé, es raro que tenga planchita para el cabello, ya que siempre lo tengo ondulado, pero todos los días se aprende algo nuevo.]

Hasta ahí, todo bien. Pero cuando voy a buscar mi planchita luego de unos días, ya que la quería de regreso, naturalmente, me encuentro con que no se mantiene cerrada, y la luz que debería estar siempre que está prendida, en verde, titila.

No me molesta, en realidad, tanto el tema de que se haya roto. Lo que me molesta es que mi amiga no lo dijo, y ya me cansé del anonimato. BELÉN se llama. Me molesta que Belén no me lo haya dicho y pedido una disculpa, si no simplemente sentarse y esperar que yo no lo descubriera.

Y es que más que el hecho de que mi pelo se va mantener for ever and ever con rulos, me molesta tantotanto la hipocresía.

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